DÍA DE LA BLASFEMIA
Ejerce tu derecho
Donde no hay credo no hay blasfemia.
LOS SÍMBOLOS
Los símbolos son poderosos. Su sola presencia o mención demandan silencio y respeto. Es absolutamente indispensable que un símbolo no mueva a burla pues, de lo contrario, todo el significado que comporta sería inútil. Es la ideología preponderante hecha imagen.
Lograr que un símbolo obtenga poder implica una profunda campaña de implantación ideológica. Las campañas no se limitan al inofensivo convencimiento argumentativo, es más, este medio resulta ser el menos productivo pues son muy pocos quienes exigen argumentos para aceptar una idea como válida. El proceso más eficiente involucra estrategias que maquillan mentiras y ejercen la violencia.
En el caso del cristianismo, el símbolo de la cruz fue impuesto a golpe de espada, al calor de la llama y con un despliegue inaudito de la mejor maquinaria previa a la imprenta: el teatro.
CRISTIANISMO Y SIMBOLISMO EN EUROPA
En Europa, los cristianos tomaron el poder e implantaron sus símbolos con una dinámica que ahora vemos reflejada en el Islam: llegaban a un pueblo, se mostraban bondadosos, predicaban su evangelio y ganaban un núcleo de nuevos adeptos. El siguiente paso era exigir derechos exclusivos: financiación para la construcción de sus templos y exenciones tributarias. Después exigían la consideración de sus feriados y terminaban condenando públicamente las demás creencias. Esta última actitud solía ser la gota que colmaba la paciencia de los nativos no conversos. A esas alturas, el cristianismo ya ejercía cierto poder.
Con ayuda de alianzas político-militares, conquistaban cargos públicos pequeños… y la escalada ya no se detenía hasta llegar a ocupar el reinado o influir directamente sobre quien lo ejerciera.
En ese momento, los no conversos se transformaban en enemigos de la nación. Sí, de su propia nación. Eran perseguidos, sometidos a humillaciones, torturas y, finalmente, asesinados. Un par de siglos después, el territorio al que llegaron como inofensivos predicadores se había convertido en un bastión cristiano que –en el mejor de los casos– toleraba de muy mala forma la existencia de otras creencias: estaba preparado para solventar la conquista ideológica-política-militar de otro espacio.
La imagen que se nos viene cuando escuchamos “evangelización” es un pobre sacerdote que carga una Biblia y sus buenas intenciones. Nada más lejos de la verdad. Sin ir a otro continente, en Latinoamérica la cruz se impuso tras cruentas matanzas; por ejemplo, aunque el Perú no sufrió embates violentos de la Inquisición sí sufrió los de la Extirpación de Idolatrías.
CRISTIANISMO Y SIMBOLISMO EN LATINOAMÉRICA
La Extirpación de Idolatrías fue un proceso cuidadosamente planeado (se escribieron protocolos específicos) e implementado para imponer sus símbolos.
1. Llegaba un cura a una población y, tras leer la Biblia, exigía la conversión inmediata.
2. Unos cuantos aceptaban, pero nunca totalmente (resulta imposible negar las creencias inmediatamente) y casi siempre por conveniencia política y económica.
3. Los curas incentivaban a delatar a los no conversos gracias a sus sermones, los autos sacramentales (teatros religiosos de adoctrinamiento que usaban la culpa y el terror como medios), sobornos e incluso la amenaza de muerte.
4. Se implementaba juicios contra los no conversos. Los castigos iban desde la confiscación de los bienes hasta la muerte.
La Extirpación de Idolatrías fue un verdadero mecanismo de selección artificial de la especie: solo quedaron vivos los conversos ya sea por convicción o por miedo. Nosotros somos los herederos de ellos.
Ahora, la Iglesia Católica ya no puede matarnos para mantener el poder a través de sus símbolos, pero sí ha logrado una victoria política: el Concordato. Se trata de un tratado –firmado entre un país y el Vaticano– que legitima su influencia política e innumerables beneficios económicos. Sin embargo, no es la única arma. La más poderosa son sus adeptos, pues la censura social que se ejerce contra quien no es católico (y peor si es ateo) resulta tan fuerte que es capaz de estropear una vida.
¿QUÉ NOS QUEDA A LOS ATEOS?
Pues hay varios caminos para no ser discriminados. Todos son difíciles y cada uno tiene sus ventajas y desventajas. La blasfemia es la herramienta más simple, pero la más poderosa… y por eso es la más castigada.
Burlarse de un símbolo es desprestigiarlo, quitarle poder y reducirlo a la desnudez de su verdad. Frente a esta afirmación, se yerguen dos preguntas vitales: ¿Es lícito irrespetar la ideología ajena? y ¿Cuál es esa verdad desnuda que subyace a los símbolos católicos?
La primera pregunta es errónea en su formulación porque son los seres humanos los que merecen respeto, no las ideologías. Las ideologías son un sistema de presupuestos, es decir, se basan en construcciones mentales, en creencias (algunas veces en argumentos y evidencias); por tanto, son pasibles de refutación y contrastación. Bajo la falsa premisa del respeto a las ideas, no podría haberse cuestionado la esclavitud ni el nazismo. Es un derecho y un deber humano no respetar las ideologías.
La segunda pregunta ha merecido ya innumerables libros y me tienta a escribir uno más, pero lo resumiré en el siguiente acápite.
MENTIRA Y REALIDAD
Mentira 1: La vida de Jesús es ejemplar.
Realidad
- No hay pruebas de la existencia de un Jesús histórico.
- Las historias de los Evangelios son meras adaptaciones de mitos previos.
Mentira 2: Jehová reveló la verdad.
Realidad
- Quien haya leído algo de historia cristiana sabrá que la Biblia entera ha sido una construcción que ha demorado siglos en tomar forma.
- A lo largo de dos milenos, cada libro de la Biblia ha sido inventado, acomodado, corregido y adaptado según las conveniencias políticas.
Mentira 3: El catolicismo tiene un mensaje de amor y paz.
Realidad
- Basta con leer detenidamente el Antiguo Testamento para darse cuenta de que se avalan la pederastía, la esclavitud, la violación, el asesinato de niños y la impunidad de los sacerdotes.
- El Nuevo Testamento no es una fuente de bondad, pues también se promueve el ejercicio de la violencia contra los no católicos.
- La historia demuestra que ahí donde ahora hay mayoría católica, antes se impuso con violencia y destrucción.
Mentira 4: El catolicismo tiene un mensaje de pobreza y justicia.
- Desde el Antiguo Testamento, la Biblia protege a la casta sacerdotal y le otorga beneficios económicos y políticos por encima de la población.
- Sin remontarnos a tiempos pasados, ahora el Vaticano no solo está forrado en oro, sino que es accionista de empresas millonarias y es dueño del banco que lava dinero proveniente del tráfico de armas, drogas y niños.
- Desde siglos atrás, la Iglesia ha establecido alianzas con sistemas políticos totalitarios e injustos en busca de sus propios beneficios (un botón de muestra: el territorio Vaticano fue cedido por Mussolini luego de negociaciones bajo la mesa).
Incluso si debieran respetarse los símbolos, no deberían respetarse los símbolos cristianos. La cruz no es la imagen de un dios pobre, justo, benevolente y redentor, sino la de una ideología injusta, asesina, pederasta y convenida.
¡Disfrutemos de la blasfemia este 30 de setiembre!